Un río nace, crece, recibe afluentes, se engrandece, sigue su curso y muere para transformarse en mar.
La vida es como un río.
Nacemos,
crecemos,
recibimos afluentes,
nos engrandecemos,
seguimos nuestros curso
y morimos.
Es un símil un tanto simplista, pero es así. La vida es como un río.
Y llorar al que se va es una forma de agradecimiento. De agradecerle lo que ha sido para ti, lo que ha hecho de ti, cada abrazo, cada palabra, cada mirada.
Llorar es decir gracias. Gracias por haber existido. Gracias por alumbrarme convertido en polvo de estrellas.
Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, ya lo decía Jorge Manrique.
ResponderEliminarBesos.
En un poema lleno de verdades...
EliminarLlorar a veces es muy necesario.
Besos
Necesario e inevitable. Ro, ahora que lo dices me acuerdo de ese poema de mi época estudiantil.
EliminarBesos a las 2!
Cierto, llorar a veces ayuda a decir gracias, a veces las palabras se quedan cortas.
ResponderEliminarY sobre todo, cuando no te salen las palabras porque el nudo en la garganta te deja muda. Llorar es la mejor terapia.
EliminarBesitos.
Lloras por los que te importan. Y toda la razón, la vida es como un río...
ResponderEliminarCuánto daño hace querer a alguien, pero no hay que cambiarlo por nada.
EliminarBesos